sábado, 11 de junio de 2022

 

“CRISIS DE LA OPORTUNIDAD”

La Cumbre de las Américas era para Washington la posibilidad de cerrar filas en el hemisferio continental y a la vez, una oportunidad para ampliar las expectativas de Argentina y mejorar la imagen de Alberto Fernández ¿Se logro algo de esto?

 

Por Charles H. Slim


 

El mundo puede entrar en una severa crisis alimentaria, en especial las regiones más pobres y desafortunadas y la causa de ello en parte se debe a las acciones bélicas en Ucrania, pero ¿Por qué en parte? Hemos escuchado como La Casa Blanca y sus voceros de la UE gritan a coro que Rusia mantiene al mundo de rehén tratando de argumentar que la falta de materias primas y cereales provenientes de Eurasia se debe a Rusia.

Pero los mandatarios occidentales con Joe Biden a la cabeza, parecen olvidar que fue EEUU quien lanzó una agresión económico-comercial y financiera sin precedentes contra Rusia y que ello ha terminado repercutiendo en sus propias economías, incluyendo a la estadounidense. Sumado a estas, los ucranianos con la asistencia de la OTAN han estado minando todos los puertos (entre ellos Mariupol y Berdyansk) en el Mar Negro y varias rutas por donde pasan los convoyes comerciales.

Esa ecuación que Washington creyó ahorcaría la economía rusa y concretaría un “putch” contra Vladimir Putin, ha terminado por arruinar a las empresas occidentales con el aditamento de causar mayores problemas para el resto de los habitantes del planeta, en especial para aquellos en regiones más desfavorables. Queda claro que los estadounidenses y sus socios de la OTAN -como era de esperar- solo habían meritado sus propios intereses.

Pero ¿Qué quiere decir el sin sentido título de este articulo? El mismo esta direccionado al gobierno argentino que administra a uno de los países productores de materias primas más importantes del planeta y pese a ello se halla por debajo de muchos otros que ni siquiera tienen acceso al agua potable ¿Cómo puede ser eso?

La respuesta de esto se halla en su disociado carácter colectivo. Actualmente el gobierno argentino no está aprovechando las oportunidades que la actual crisis brinda. En lo que hace a la actual situación de falta de cereales, Argentina sería la alternativa optima y más pronta para paliar en gran parte este problema. Su capacidad de siembra y cosecha de cereales como el trigo podría reemplazar el faltante de alimentos con el consiguiente negocio para sus flacas arcas públicas; entonces ¿Por qué no esta ocupando ese lugar?

Lo mismo podemos decir sobre la falta de gas en Europa (por seguir las directivas de Washington) y el cual la Argentina ventea por no tener la infraestructura para conducirlo y envasarlo ¿Por qué no sería posible resolver ese problema con la tecnología de otro país? Tal vez el presidente Fernández tenga las intenciones de hacerlo pero esta limitado por la realidad. Y no solo de la realidad geopolítica que impone la actual situación en Eurasia, sino y tal vez la más grave para él, la de administrar un país desindustrializado, condicionado por la cíclica deuda y sujeto al silencioso control británico (desde la firma de los Tratados de Madrid 1990), sino también, a una situación de ingobernabilidad interior signada por las grietas dentro del mismo espacio político oficialista, la corrupción política, una economía mal manejada y una oposición sin ideas creíbles y tan corrupta como aquellos.

Para peor, Fernández con sus zigzagueantes posiciones en política exterior (coqueteando una apertura rusa en el Cono sur) ha ampliado la ya preexistente la incredulidad y desconfianza internacional.

“En la visita de Alberto Fernández a Moscú en febrero último ofreció a su homologo ruso Vladimir Putin ser la puerta de entrada de Rusia en la región algo que despertó el alboroto en los sectores anglófilos capitalinos y por supuesto la molestia en el Departamento de Estado norteamericano”.

En breves palabras, Argentina tiene una clase política -que incluye a los medios- con el culo vendido y no tiene decisión autónoma para los grandes temas de estado. Esto último sería posible de revertir (de existir voluntad y entrega) pero no será un proceso rápido y mucho menos sin estruendos sociales.

Al mismo tiempo el presidente Fernández en su presentación ante la Cumbre de las Américas llevada a cabo en Los Ángeles, ha sorprendido a propios y ajenos con sus puntuaciones a EEUU que claramente desagradaron más a los pro-estadounidenses y anglófilos argentinos que al mismo Biden. En cierta medida no le quedaba otra ya que, (pese a lo que decían los medios pro-estadounidenses en Buenos Aires) AMLO cumplió con su palabra y no acudió a la cumbre en protesta por el “democrático” derecho de admisión aplicado contra Venezuela, Cuba y Nicaragua aplicado por La Casa Blanca.

Estaba claro que Fernández, sabiendo que los militantes del partido al que representa lo observaban desde la distancia y en especial, su jefa la vice CFK, como los mejores actores y acostumbrado a cambiar los semblantes de acuerdo a la ocasión, impostó su personaje de mandatario contestatario. Pero no se engañe, esas palabras estaban bien medidas y fueron previamente pautadas con los asesores de La Casa Blanca, es por ello que Biden no necesito hacerle ningún reproche.

Esta vez Alberto Fernández estuvo a tono con la orientación de la cumbre en la cual quedó muy clara una división entre los países latinoamericanos y EEUU demostrando que Washington ha perdido aquella poderosa influencia que supo tener en la década de los noventas ¿Y cuáles son los temas que más dividen? Aunque los anglófilos argentinos no quieran escucharlo, la guerra en Ucrania y en particular los argumentos que Rusia ha explicitado para lanzar su “Operación especial Z” fueron temas intocables.

Otro tópico en el cual no hubo acuerdo es la posición sinofoba de Washington, que trata de instalar para frenar el avance comercial de China en la región. Lo cierto es que Biden necesita aunar filas en un hemisferio escéptico y desconfiado de organismos regionales acostumbradamente alineados a las políticas norteamericanas (como la OEA).    

La delegación estadounidense pronto advirtió esto y trato de buscar los puntos en común para poder sacar algo productivo de esta cumbre de representaciones renegadas. Como conclusión de todo esto, no parece que se hayan obtenido resultados esperanzadores para Washington y menos aún para los mendicantes gobiernos sudamericanos como el de Buenos Aires pero si es cierto remarcar, que pese a los esfuerzos de La Casa Blanca por alinear una posición contra los procesos revolucionarios de la región (quienes tienen fuertes lazos con Rusia y China) los estadounidenses no lograron obtener consenso.

 

 

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