“CRISIS DE LA OPORTUNIDAD”
La Cumbre de las Américas era para Washington
la posibilidad de cerrar filas en el hemisferio continental y a la vez, una
oportunidad para ampliar las expectativas de Argentina y mejorar la imagen de
Alberto Fernández ¿Se logro algo de esto?
Por Charles H. Slim
El mundo puede entrar en una severa crisis
alimentaria, en especial las regiones más pobres y desafortunadas y la causa de
ello en parte se debe a las acciones bélicas en Ucrania, pero ¿Por qué en
parte? Hemos escuchado como La Casa Blanca y sus voceros de la UE gritan a coro
que Rusia mantiene al mundo de rehén tratando de argumentar que la falta de
materias primas y cereales provenientes de Eurasia se debe a Rusia.
Pero los mandatarios
occidentales con Joe Biden a la cabeza, parecen olvidar que fue EEUU quien
lanzó una agresión económico-comercial y financiera sin precedentes contra
Rusia y que ello ha terminado repercutiendo en sus propias economías,
incluyendo a la estadounidense. Sumado a estas, los ucranianos con la
asistencia de la OTAN han estado minando todos los puertos (entre ellos
Mariupol y Berdyansk) en el Mar Negro y varias rutas por donde pasan los
convoyes comerciales.
Esa ecuación que
Washington creyó ahorcaría la economía rusa y concretaría un “putch” contra
Vladimir Putin, ha terminado por arruinar a las empresas occidentales con el
aditamento de causar mayores problemas para el resto de los habitantes del
planeta, en especial para aquellos en regiones más desfavorables. Queda claro
que los estadounidenses y sus socios de la OTAN -como era de esperar- solo
habían meritado sus propios intereses.
Pero ¿Qué quiere decir
el sin sentido título de este articulo? El mismo esta direccionado al gobierno
argentino que administra a uno de los países productores de materias primas más
importantes del planeta y pese a ello se halla por debajo de muchos otros que
ni siquiera tienen acceso al agua potable ¿Cómo puede ser eso?
La respuesta de esto se
halla en su disociado carácter colectivo. Actualmente el gobierno argentino no
está aprovechando las oportunidades que la actual crisis brinda. En lo que hace
a la actual situación de falta de cereales, Argentina sería la alternativa
optima y más pronta para paliar en gran parte este problema. Su capacidad de
siembra y cosecha de cereales como el trigo podría reemplazar el faltante de
alimentos con el consiguiente negocio para sus flacas arcas públicas; entonces
¿Por qué no esta ocupando ese lugar?
Lo mismo podemos decir
sobre la falta de gas en Europa (por seguir las directivas de Washington) y el
cual la Argentina ventea por no tener la infraestructura para conducirlo y envasarlo
¿Por qué no sería posible resolver ese problema con la tecnología de otro país?
Tal vez el presidente Fernández tenga las intenciones de hacerlo pero esta
limitado por la realidad. Y no solo de la realidad geopolítica que impone la
actual situación en Eurasia, sino y tal vez la más grave para él, la de administrar
un país desindustrializado, condicionado por la cíclica deuda y sujeto al silencioso
control británico (desde la firma de los Tratados de Madrid 1990), sino
también, a una situación de ingobernabilidad interior signada por las grietas
dentro del mismo espacio político oficialista, la corrupción política, una
economía mal manejada y una oposición sin ideas creíbles y tan corrupta como aquellos.
Para peor, Fernández con
sus zigzagueantes posiciones en política exterior (coqueteando una apertura
rusa en el Cono sur) ha ampliado la ya preexistente la incredulidad y desconfianza
internacional.
“En la
visita de Alberto Fernández a Moscú en febrero último ofreció a su homologo
ruso Vladimir Putin ser la puerta de entrada de Rusia en la región algo que despertó
el alboroto en los sectores anglófilos capitalinos y por supuesto la molestia en
el Departamento de Estado norteamericano”.
En breves palabras,
Argentina tiene una clase política -que incluye a los medios- con el
culo vendido y no tiene decisión autónoma para los grandes temas de estado. Esto
último sería posible de revertir (de existir voluntad y entrega) pero no será un
proceso rápido y mucho menos sin estruendos sociales.
Al mismo tiempo el
presidente Fernández en su presentación ante la Cumbre de las Américas llevada
a cabo en Los Ángeles, ha sorprendido a propios y ajenos con sus puntuaciones a
EEUU que claramente desagradaron más a los pro-estadounidenses y anglófilos
argentinos que al mismo Biden. En cierta medida no le quedaba otra ya que,
(pese a lo que decían los medios pro-estadounidenses en Buenos Aires) AMLO
cumplió con su palabra y no acudió a la cumbre en protesta por el “democrático”
derecho de admisión aplicado contra Venezuela, Cuba y Nicaragua aplicado por La
Casa Blanca.
Estaba claro que
Fernández, sabiendo que los militantes del partido al que representa lo
observaban desde la distancia y en especial, su jefa la vice CFK, como los
mejores actores y acostumbrado a cambiar los semblantes de acuerdo a la ocasión,
impostó su personaje de mandatario contestatario. Pero no se engañe, esas
palabras estaban bien medidas y fueron previamente pautadas con los asesores de
La Casa Blanca, es por ello que Biden no necesito hacerle ningún reproche.
Esta vez Alberto
Fernández estuvo a tono con la orientación de la cumbre en la cual quedó muy
clara una división entre los países latinoamericanos y EEUU demostrando que
Washington ha perdido aquella poderosa influencia que supo tener en la década
de los noventas ¿Y cuáles son los temas que más dividen? Aunque los anglófilos
argentinos no quieran escucharlo, la guerra en Ucrania y en particular los
argumentos que Rusia ha explicitado para lanzar su “Operación especial Z” fueron
temas intocables.
Otro tópico en el cual
no hubo acuerdo es la posición sinofoba de Washington, que trata de instalar
para frenar el avance comercial de China en la región. Lo cierto es que Biden
necesita aunar filas en un hemisferio escéptico y desconfiado de organismos
regionales acostumbradamente alineados a las políticas norteamericanas (como la
OEA).
La delegación
estadounidense pronto advirtió esto y trato de buscar los puntos en común para
poder sacar algo productivo de esta cumbre de representaciones renegadas. Como
conclusión de todo esto, no parece que se hayan obtenido resultados
esperanzadores para Washington y menos aún para los mendicantes gobiernos sudamericanos
como el de Buenos Aires pero si es cierto remarcar, que pese a los esfuerzos de
La Casa Blanca por alinear una posición contra los procesos revolucionarios de
la región (quienes tienen fuertes lazos con Rusia y China) los estadounidenses no
lograron obtener consenso.
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