sábado, 29 de junio de 2024

 

UN PLAN DE PAZ PARA UCRANIA, SEGÚN TRUMP

 Tras el debate presidencial y visto la pésima performance de Biden ¿Significa que Trump podría regresar con seguridad a la Casa Blanca y con ello plantear el final de la guerra en Ucrania? Zelensky cayendo de bruces

 

Por Charles H. Slim

Tras el muy acalorado debate entre el candidato Donald Trump y el actual presidente Joe Biden, muchas cosas podrían no haber quedado claras pero si hay una que nadie puede negar (en especial los asesores del partido demócrata) y es que, el candidato demócrata no estaría -en cuanto a su estado psico-físico- muy calificado para un segundo mandato.

Cuando pasaron al tema de la política exterior y en específico el tema de la guerra en Ucrania, tuvo un abordaje en el cual, Trump no reparo en calificativos para reprobar el papel de la Casa Blanca en la situación y muy especialmente en el papel del mismo presidente Biden. En algunos pasajes de ese show, Trump dijo que Rusia nunca habría invadido a Ucrania y que incluso creía que Biden alentó a que ello ocurriera.

Tal vez Trump no lo recordara o quizá ni lo sepa, pero Biden hace mucho tiempo que estaba conspirando para que esa guerra se destara. Desde 2006 aún antes de entrar a la administración de Obama y en particular en todo el 2013 cuando ya estaba en el poder, hizo todo lo posible para que los enviados del Departamento de Estado a Kiev (Victoria Nuland) coordinaran junto a la embajada, los aprestos para lo que en febrero de 2014 la CNN y todo el arco mediático occidental lo vendieran como una revolución.

Especial incapie hizo sobre el monumental gasto que supone mantener al régimen neonazi de Kiev y la desproporción que existe en esto con los colegas europeos. También no dudo en acusar a Biden de poner al mundo al borde una tercera guerra mundial, algo que no está muy lejos de ser si Biden continúa impulsando los planes agresivos dirigidos a subvertir la autoridad de China sobre el Asia-pacífico y sigue respaldando el terrorismo del régimen neonazi de Zelensky que usa armas ofensivas como los misiles ATACMS provistas por EEUU -cuando no se pierden en las redes del mercado negro- para masacrar civiles en territorio ruso.

Más allá de la conocida aversión de Trump a la OTAN, a la cual considera una estructura inútil y que solo sirve para gastar dinero de los contribuyentes estadounidenses sin una contraprestación valorable, dejó en claro que la guerra no tiene sentido y de ser reelegido, sentará a las partes en una mesa de negociaciones. En ese momento los representantes corporativos de la industria armamentística -incluyendo al mismo jefe del Pentágono Lloyd Austin y otros generales globalistas- que se han llenado los bolsillos gracias a Biden, se atragantaron con su propia saliva.

Pero estos empresarios saben que las palabras de Trump, pese a lo contundente de su sonido y sus estridentes caras para pronunciarlas, solo son palabras.

Pero la estrategia de Trump en este campo pasa decididamente en detener la guerra, aunque sea de forma temporal y hasta podríamos decir, engañosa con lo cual ganaría un capital político que decididamente Biden hace tiempo que perdió y ese es, la credibilidad.

Ya desde antes que se llevara a cabo este show mediático en la corporación insigne de la CNN, Trump venía esbozando un plan para apenas llegue a la Casa Blanca obtener el tan ansiado alto al fuego.

El director de comunicaciones de la campaña de Trump, Steven Cheung, comentó sobre el plan de Kellogg y Fleitz en Newsweek en donde entre otras cosas dijo: “El presidente Trump ha declarado en repetidas ocasiones que una de sus principales prioridades en su segundo mandato será negociar rápidamente el fin de la guerra entre Rusia y Ucrania. El presidente Trump cree que las naciones europeas deberían pagar una mayor parte del costo del conflicto, ya que Estados Unidos ha pagado significativamente más, lo que no es justo para nuestros contribuyentes. La guerra entre Rusia y Ucrania nunca habría sucedido si Donald J. Trump fuera presidente. Qué triste”.

Por supuesto que no hay que perder de vista que hay una campaña electoral en marcha y las manifestadas preocupaciones de Trump por las consecuencias de la guerra en Eurasia son una actuación para captar a un sector del electorado, harto de pagar por esas consecuencias.

En ese plan, Trump una vez reelegido y sentado en su despacho del Salón Oval levantaría el teléfono para hacer dos llamadas: Una al flamante secretario de la organización atlántica Mark Rutte y otra al Kremlin para hablar con el presidente ruso Vladimir Putin. Al primero seguramente le comunicaría que se acabarían las contribuciones descontroladas y que convoque de forma urgente a una cumbre para que se reasignen mayores responsabilidades a cada uno los miembros europeos con su apoyo en Ucrania. Esto sin dudas tendría como principal finalidad, la de que, si quieren seguir con la guerra, hagan los aportes monetarios y de recursos militares más amplios hasta equipararse con lo otorgado por EEUU.

La segunda llamada dirigida al Kremlin sería atendida por su homólogo ruso, con quien existe una consideración personal muy diferente a la demostrada por Biden y los demócratas alineados al “partido de la guerra” de los neoconservadores. Trump ya marcaría la diferencia con el hecho de la misma llamada y seguramente Putin lo tomaría como una señal positiva. Así mismo el presidente Putin pese a no dejar la cortesía de lado, tomaría con mucho cuidado las palabras de su colega estadounidense ya que, como viejo zorro de la política conoce muy bien el carácter voluble y hasta muchas veces ambivalente de las administraciones de La Casa Blanca.

Si esto último sucediese no hay dudas que sería un gran paso adelante.

 

 

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