UN PLAN DE PAZ PARA UCRANIA, SEGÚN TRUMP
Tras el
debate presidencial y visto la pésima performance de Biden ¿Significa que Trump
podría regresar con seguridad a la Casa Blanca y con ello plantear el final de
la guerra en Ucrania? Zelensky cayendo de bruces
Por
Charles H. Slim
Tras el muy acalorado debate entre el candidato Donald Trump y el actual presidente Joe Biden, muchas cosas podrían no haber quedado claras pero si hay una que nadie puede negar (en especial los asesores del partido demócrata) y es que, el candidato demócrata no estaría -en cuanto a su estado psico-físico- muy calificado para un segundo mandato.
Cuando pasaron al tema de la política exterior y en específico el tema
de la guerra en Ucrania, tuvo un abordaje en el cual, Trump no reparo en
calificativos para reprobar el papel de la Casa Blanca en la situación y muy
especialmente en el papel del mismo presidente Biden. En algunos pasajes de ese
show, Trump dijo que Rusia nunca habría invadido a Ucrania y que incluso creía
que Biden alentó a que ello ocurriera.
Tal vez Trump no lo recordara o quizá ni lo sepa, pero Biden hace mucho
tiempo que estaba conspirando para que esa guerra se destara. Desde 2006 aún
antes de entrar a la administración de Obama y en particular en todo el 2013
cuando ya estaba en el poder, hizo todo lo posible para que los enviados del
Departamento de Estado a Kiev (Victoria Nuland) coordinaran junto a la
embajada, los aprestos para lo que en febrero de 2014 la CNN y todo el arco
mediático occidental lo vendieran como una revolución.
Especial incapie hizo sobre el monumental gasto que supone mantener al
régimen neonazi de Kiev y la desproporción que existe en esto con los colegas
europeos. También no dudo en acusar a Biden de poner al mundo al borde una
tercera guerra mundial, algo que no está muy lejos de ser si Biden continúa
impulsando los planes agresivos dirigidos a subvertir la autoridad de China
sobre el Asia-pacífico y sigue respaldando el terrorismo del régimen neonazi de
Zelensky que usa armas ofensivas como los misiles ATACMS provistas por EEUU -cuando
no se pierden en las redes del mercado negro- para masacrar civiles en
territorio ruso.
Más allá de la conocida aversión de Trump a la OTAN, a la cual
considera una estructura inútil y que solo sirve para gastar dinero de los
contribuyentes estadounidenses sin una contraprestación valorable, dejó en
claro que la guerra no tiene sentido y de ser reelegido, sentará a las partes
en una mesa de negociaciones. En ese momento los representantes corporativos de
la industria armamentística -incluyendo al mismo jefe del Pentágono Lloyd
Austin y otros generales globalistas- que se han llenado los bolsillos
gracias a Biden, se atragantaron con su propia saliva.
Pero estos empresarios saben que las palabras de Trump, pese a lo
contundente de su sonido y sus estridentes caras para pronunciarlas, solo son
palabras.
Pero la estrategia de Trump en este campo pasa decididamente en detener
la guerra, aunque sea de forma temporal y hasta podríamos decir, engañosa con
lo cual ganaría un capital político que decididamente Biden hace tiempo que
perdió y ese es, la credibilidad.
Ya desde antes que se llevara a cabo este show mediático en la
corporación insigne de la CNN, Trump venía esbozando un plan para apenas llegue
a la Casa Blanca obtener el tan ansiado alto al fuego.
El director de comunicaciones de la campaña de Trump, Steven Cheung,
comentó sobre el plan de Kellogg y Fleitz en Newsweek en donde entre otras
cosas dijo: “El presidente
Trump ha declarado en repetidas ocasiones que una de sus principales
prioridades en su segundo mandato será negociar rápidamente el fin de la guerra
entre Rusia y Ucrania. El presidente Trump cree que las naciones europeas
deberían pagar una mayor parte del costo del conflicto, ya que Estados Unidos
ha pagado significativamente más, lo que no es justo para nuestros
contribuyentes. La guerra entre Rusia y Ucrania nunca habría sucedido si Donald
J. Trump fuera presidente. Qué triste”.
Por supuesto que no hay que perder de vista que hay una campaña
electoral en marcha y las manifestadas preocupaciones de Trump por las
consecuencias de la guerra en Eurasia son una actuación para captar a un sector
del electorado, harto de pagar por esas consecuencias.
En ese plan, Trump una vez reelegido y sentado en su despacho del Salón
Oval levantaría el teléfono para hacer dos llamadas: Una al flamante secretario
de la organización atlántica Mark Rutte y otra al Kremlin para hablar con el
presidente ruso Vladimir Putin. Al primero seguramente le comunicaría que se
acabarían las contribuciones descontroladas y que convoque de forma urgente a
una cumbre para que se reasignen mayores responsabilidades a cada uno los
miembros europeos con su apoyo en Ucrania. Esto sin dudas tendría como
principal finalidad, la de que, si quieren seguir con la guerra, hagan los
aportes monetarios y de recursos militares más amplios hasta equipararse con lo
otorgado por EEUU.
La segunda llamada dirigida al Kremlin sería atendida por su homólogo
ruso, con quien existe una consideración personal muy diferente a la demostrada
por Biden y los demócratas alineados al “partido de la guerra” de los
neoconservadores. Trump ya marcaría la diferencia con el hecho de la misma
llamada y seguramente Putin lo tomaría como una señal positiva. Así mismo el
presidente Putin pese a no dejar la cortesía de lado, tomaría con mucho cuidado
las palabras de su colega estadounidense ya que, como viejo zorro de la
política conoce muy bien el carácter voluble y hasta muchas veces ambivalente
de las administraciones de La Casa Blanca.
Si esto último sucediese no hay dudas que sería un gran paso adelante.
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