lunes, 23 de septiembre de 2024

 

IMPOTENCIA EXPORTADORA

¿Cuál es una de las fallas más graves para el desarrollo y crecimiento comercial argentino?

 

Por Javier B. Dal

Una de las cuestiones que debería traer el desarrollo de las políticas libertarias del gobierno de Milei es el comercio y en especial el comercio internacional. Abrir y ampliar las rutas comerciales del país hacia el mundo debería ser una meta irreductible para el desarrollo de la economía del país.

Pero si bien el país tiene los recursos y las materias primas para ofrecerlos al mundo, hay un pequeño detalle en este esquema que pone entredicho dichas expectativas y es ¿Cómo podría moverlos a otras tierras?

El transporte es la clave estratégica para ello. Siempre debemos remarcar que un país de las dimensiones de Argentina y en particular su litoral costero, no puede tener tan famélica flota de navíos comerciales para no decir simplemente obsoletos. No nos referimos a la flota de ríos en especial el Paraná y de cabotaje que a los problemas materiales viene con una continua y crónica crisis sindical que la ha degradado a caer por debajo de otros países de la región.

Nos referimos a los buques de calado para transporte a granel transoceánicos que sean capaces de surcar grandes distancias de forma competitiva y a costos razonables. Hoy la flota comercial de ultramar argentina es inexistente y ningún gobierno en los últimos cuarenta años a la fecha ha propuesto alguna solución. La alguna vez existente FANU[1] (y su derivación ELMA) es un sueño vaporoso de la historia pero que quizá pueda ser retomado por el actual gobierno.

Si la libertad de comercio es una de las premisas de Milei y si se despoja de sus prejuicios con ciertas partes del mundo, a la Argentina le esperan grandes oportunidades para ampliar su mercado, pero antes deberá resolver un problema estratégico: Construir una flota.

Esta breve conclusión requiere de una extensa y planificada política que llevará años en concretar pero en algún momento hay que empezar.

Actualmente, el comercio que se lleva a cabo por mar es uno de los más importantes y los principales actores en este campo no son quienes en Buenos Aires creen. Más allá de la anglofilia y su afección ideológico-cultural por lo estadounidense que caracteriza a muchos de los actuales funcionarios de gobierno (y que cala en una parte de la población), quien lidera el área del comercio marítimo es China. Pero el país asiático no llego a este lugar por casualidad o por quedarse esperando que otra potencia le ayudara. Para ello, Pekín viene desde hace décadas invirtiendo en el desarrollo y construcción de astilleros para la producción buques de transporte comercial llegando en 2023 a tener pedidos de entrega de 1794 buques a clientes nacionales y extranjeros, siguiéndole Corea del Sur con 734 buques, Japón 587 y bien atrás la industria naval estadounidense con apenas 5 buques (según fuente de “The Japan Times”).

China para 2023 tenía -y digo tenía porque ha crecido- una flota de 5000 buques de transporte comercial transoceánico mientras que los EEUU solo reporta una flota de tan solo 177 buques de bandera estadounidense.

El dato informa que China tiene una capacidad de construcción naval 200 veces superior a la estadounidense y obviamente, infinita con respecto a la que tiene la Argentina que es al presente, es definitivamente nula. Si algo podemos decir de Argentina en esta situación es que TANDANOR ha comenzado a parchar algunos buques que hacía tiempo estaban esperando ser reparados, pero nada más.

A partir de estos datos y de las expectativas de ampliar las rutas comerciales del país suenan como simples deseos que se evaporan en el aire, salvo que el gobierno y las postreras administraciones se tomen enserio el tema y hagan las inversiones necesarias para reactivar el área y obviamente lo hagan con quienes sean competentes para ello.

Queda claro que la inversión necesaria deberá prever estrictos controles anti corrupción que ha sido, además de la ineficiencia administrativa, el cáncer que se comió a esta área -entre otras- del estado.  

A las claras se ve que la República Popular de China es el candidato obligado para solicitar la asesoría y porque no su participación en la construcción de un sector estratégico como es la construcción de buques con capacidad de navegación ultramar. Pero para ello, el presidente Milei y su circulo deberían dejar de lado sus prejuicios importados de Washington ya que, más allá del creíble entusiasmo anti chino y rusofobo del mandatario (que le llevo a sacar al país de los BRICS+), debería ver los datos de la realidad, aplicar el pragmatismo que tanto se ve en otras cuestiones y hacerse a un lado de la guerra intestina que existe entre EEUU y China que precisamente se da en el marco de la decadencia de una potencia y la asunción de la otra.   

1 comentario:

  1. https://draft.blogger.com/blog/post/edit/3939612521431700908/386399825297879431

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