“LINEAS EN LA ARENA”
¿Quién se
impondrá en el Medio Oriente, los partidarios de la guerra infinita o el
consenso establecido entre Washington y Moscú?
Por Charles H. Slim
A pesar de la pandemia, la guerra contra Siria no se
ha detenido en un solo momento y los principales conspiradores que desde 2011
buscan derrocar al legítimo gobierno de Damasco, se han visto más que
frustrados en concretar sus planes. Ante los ojos del mundo, las evidencias de
una connivencia criminal entre las petromonarquías del Golfo que al amparo de
Washington, Londres y París, han financiado los grupos terroristas que asolaron
Siria e Iraq, son irrefutables siendo uno de sus más destacados programas
secretos destinado a esos fines, el “Estado Islámico” (ISIS).
Pero esos planes fallaron, Siria pudo respirar hondo
por un instante y como punto final para tratar de borrar los rastros de esas
elucubraciones, vimos como en una cinematográfica operación los complotadores
eliminaron a uno de sus recursos como era el “Estado Islámico” y su agente que
impostaba el personaje de ese Califa Holliwoodense llamado “Abu Bakr Al
Bagdadi”.
Como punto de partida, se debe tener presente las
consecuencias que han traído las intervenciones de EEUU en la región las cuales
se han estado profundizando de forma continua y dramática. De esta manera vemos
como actualmente y al mismo tiempo, Washington tiene una eminente presencia
militar dentro la península arábiga, como en Iraq e Israel siendo éste último a
diferencia del país mesopotámico, un huésped voluntario.
Pareciera una redundancia tener que estar aclarando
que fue Rusia quien logró deshacer la consagración de estos planes. Precisamente
y en referencia a estos, los mismos estaban destinados a destruir al estado nacional sirio –tal como lo hicieron con Iraq y Libia- como
parte del gran plan por reconfigurar el Medio Oriente bajo los planes tejidos
por Washington a la sombra de la llamada “Doctrina Rumsfeld-Cebrowsky”, usando
el intervencionismo –directo e indirecto-
y el establecimiento del caos como principales ejes de desarrollo de su
geopolítica.
Estas aclaraciones las debemos hacer ante los nuevos
planteos que sectores pro-estadounidenses y medios de este lado del hemisferio que,
blandiendo las argumentaciones puestas a rodar por la administración
Bush-Cheney en 2001 sobre la supuesta “lucha contra el terrorismo” –y que Obama continuo-, respaldaron
aquellas políticas y hoy tratan de desviar la atención señalando a Rusia y a
China de estar boicoteando la ayuda humanitaria que Naciones Unidas y ciertas
organizaciones privadas pretenden enviar
a las zonas sirias desde Iraq y Turquía.
A la vista de un lector incauto, el argumento suena
tétrico y deja a los rusos y chinos como los “malvados de la película” pero, si
Ud se detiene a ver el detalle de cada escena en esta novela trágica que viene desarrollándose
desde 2011, vera que las exclamaciones norteamericanas y de sus aliados
británicos no provienen de estas presuntas preocupaciones “humanitarias” sino
más bien, por la frustración en lograr conseguir sus objetivos estratégicos,
aún a costa de la vida de los miles de refugiados sirios empujados por la
infiltración de esas bandas de criminales que catalogados en algún momento por
Washington como “rebeldes moderados”, los obligan a ser desplazados a campos de
refugiados donde a su vez, quedan a merced de las mafias del tráfico humano.
Ataque suicida contra las FDS kurdas en Manjib |
Tampoco debemos olvidar el papel y las consecuencias
directas que han causado los bombardeos aéreos estadounidenses desde que Obama
autorizó la intervención con la excusa de la “Lucha contra el ISIS” y que
precisamente por la intervención de la Federación rusa, revelaron
inconsecuencias inexplicables.
Los estadounidenses con sus grupos de mercenarios “proxies” y sus descartables aliados kurdos (FDS) han
tratado de sabotear la estabilidad lograda por la presencia rusa, que dicho sea
de paso es aceptada por el legitimo gobierno de Bashar Al Assad y que al mismo
tiempo es apoyada por una parte importante de la población que sabe y es
consciente desde hace años de que EEUU y sus aliados no están allí para
ayudarles. La presencia de ciertas ONG con ya expuestos nexos operativos con la
CIA y el MI-6 británico (perpetradores junto al MIT turco y socios del Mutkhabarat saudita de los ataques químicos
de Falsa Bandera en Gouta y otros lugares de Siria) tiran por tierra las
alegadas preocupaciones humanitarias de los funcionarios políticos estadounidenses.
Recordemos que ni bien comenzaron las hostilidades
contra Siria, a mediados de 2011 y por el transcurso de varios meses Washington
y Moscú celebraron conversaciones secretas para decidir las injerencias de cada
uno y la suerte de la república árabe Siria. Fue así que el 30 de Junio de
2012, los presidentes Barak Obama y Vladimir Putin se reunieron en Ginebra
donde arribaron a un acuerdo para detener las hostilidades.
Pero mientras aquello sucedía, en París el
presidente francés Francois Hollande y su gabinete alineado al sector neoconservador
y sionista de Washington (que incluye indistintamente
a demócratas y republicanos) preparaban un contragolpe. Una semana después
celebraban con la presencia de la Secretario de Estado norteamericano Hillary
Clinton y representantes de la OTAN una reunión con el grupo denominado “Amigos
de Siria” –una denominación tragicómica- quienes
para nada interesados en que se detuvieran las hostilidades, se encargarían de
reactivar el conflicto alimentando (mediante financiamiento, provisión de armas
y asesoramiento) el fortalecimiento de los grupos armados irregulares (ELS,
Jaysh Al Islam, Jabbat Al Nusrah, ISIS y una media docena de subsidiarias).
Como vimos en el terreno, los medios empleados por
estos instigadores han sido varios demostrando los inagotables recursos (incluida
la connivencia política de la ONU) con los que contaban para sostener esta
agresión. No olvidemos que dentro de este sector participaron con varias
aportaciones –especialmente la
financiera- Arabia Saudita y Qatar, componentes árabes centrales y
estratégicos para concretar las charadas pintadas por los medios occidentales
como “Primaveras” o revoluciones, sin olvidar también en todo esto la
colaboración de Israel quien es la punta de lanza de los sectores anglosajones
que pretenden rediseñar la región.
Estos partidarios de la guerra no estaban entonces
ni no lo están aún al día de hoy, de acuerdo con que las tropas estadounidenses
se desplacen a otras regiones y mucho menos que vuelvan a casa como lo había
pretendido el presidente Donald Trump. Su objetivo es que los estados-nación
árabes sean disueltos y de esa manera, rediseñar la región allanando el camino a
la expansión del estado de Israel. Pero, esto se ha visto truncado por la
llegada de las fuerzas rusas que han demostrado una notable capacidad de
combate en el terreno y también grandes avances tecnológicos en su equipamiento
militar que EEUU e Israel no puede obviar.
En lo estrictamente político, lo más preocupante
para los complotadores y sus
colaboradores es sin dudas, las perspectivas geopolíticas de Rusia en la región
que se ven reforzadas con la ratificación a la reforma constitucional que le
permite a Vladimir Putin, tener acceso al cargo de primer mandatario hasta
2036.
A tal punto llega el fastidio del sector
neocon-sionista en Washington y sus aliados, que han cortado todas las vías
noticiosas independientes (especialmente las vehiculizadas por redes sociales)
que reflejan el diario vivir de los sirios en los lugares que han sido
liberados de las garras de las agrupaciones yihadistas y de sus benefactores
estadounidenses. Igualmente y más allá de los deseos de estos partidarios del
caos (responsables de miles de muertos, heridos, millones de desplazados), la
realidad en el terreno demuestra que todos los actores involucrados no pueden
hacer una movida independiente sin considerar el presente Status Quo regional bajo
éjida de EEUU y Rusia.
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