sábado, 1 de junio de 2024

 

PUTIN REZANDO Y CON EL MAZO DANDO

¿Hasta dónde presionara la OTAN a Rusia? Al parecer lo hará hasta que no queden ucranianos para pelear


Por Charles H. Slim

Tras la arrolladora penetración en esta última semana de las fuerzas rusas en varios puntos del frente defensivo ucraniano, el régimen de Kiev acusa desesperación ante sus patrocinadores atlantistas quienes al mismo tiempo, están tratando de tapar los baches que las diezmadas fuerzas ucranianas no pueden atender.

Rusia ha pasado de golpear la infraestructura energética crítica de Ucrania a la estrictamente militar. Vladimir Putin está demostrando que su nuevo período de gobierno y con un gabinete renovado no estará exento de enérgicas decisiones.

El último ataque ruso con misiles hipersónicos Kinzhal a una base aérea de entrenamiento de la OTAN en Chmelnytskyi, al occidente ucraniano, cerca de la frontera con Polonia fue el siguiente escalón en las advertencias que Moscú ha venido realizando a sus “socios” occidentales para que terminen de alimentar el fuego. Los efectos del ataque fueron devastadores y según fuentes confiables, más de 300 efectivos extranjeros -entre ellos varios instructores- perecieron en el lugar y otro tanto de heridos fueron rápidamente trasladados a Polonia.

Si bien en occidente los aparatos de propaganda y desinformación han clamado haber derribado varios de estos misiles, la realidad es simplemente increíble. No hay sistema antiaéreo en manos de la OTAN y mucho menos de Ucrania que tenga esa capacidad.

Incluso las sugerencias para que la OTAN se haga cargo de las defensas aéreas del occidente ucraniano no representaría una solución realista para detener los ataques con misiles hipersónicos.

Un posterior ataque con 20 drones kamikaze “Shahed”, seguido por otra oleada de misiles balísticos y un remate con unos tres misiles hipersónicos “Kinzhal” destrozo lo que quedaba de las instalaciones del aeródromo de Chmelnytskyi.

Sumado a esto la paliza recibida por las tropas de infantería ucraniana en la localidad de Krynky y los combates que arrecian en Korsunka a orillas del río Dnieper ha desatado el pánico entre los comandantes de la cúpula militar de Volodymyr Zelensky quienes no se atreven a reconocer el número de bajas sufridas y las pérdidas materiales infringidas por las fuerzas rusas.

Como contrapartida y en una muestra de desesperación, las fuerzas ucranianas apoyadas por elementos atlantistas tratan de desestabilizar las zonas fronterizas atacando con misiles británicos “Storm Shadow” y “Himars” estadounidenses localidades rusas de Belogorod y Kursk con la única intención de causar bajas entre los civiles. Esta táctica de terror ( de la cual la ONU se desentiende) intenta distraer a las fuerzas rusas del frente, algo que no ha picado. 

Esto último es una situación que Moscú no va a tolerar en su continuidad y es por ello que ha comenzado a cortar en seco las bocas de expendio y las rutas logísticas tendidas por los atlantistas que sustentan a los grupos de mercenarios extranjeros y neonazis patológicos que gozan con los asesinatos de civiles rusos.

Esta campaña de bombardeos coincide con la asunción del nuevo gabinete de guerra del Kremlin que parece dispuesto a tomar todas las medias y emplear las estrategias necesarias para terminar de raíz con las amenazas que representan las intervenciones occidentales. Las últimas noticias que confirman el involucramiento de armamento ofensivo de largo alcance de EEUU, Alemania, Gran Bretaña y otros países atlantistas pone en otra dimensión este conflicto.

Esto sin lugar a dudas genera mayores tensiones en búsqueda de que Moscú pierda la paciencia y realice un paso en falso.

A pesar de que ese peligro aún esta latente, las consecuencias políticas-sociales y económicas ya están haciendo estragos en la UE y también en los EEUU aún cuando sus medios no lo reflejen. Por supuesto que las sanciones que occidente le ha impuesto a la Federación de Rusia repercuten en la economía rusa, pero no pasan sin acusar recibo para los ciudadanos europeos quienes son lo que sienten los altos precios en la energía, la caída de la producción y el consecuente desempleo motivado por un encarecimiento en el acceso a una energía proveniente de EEUU.

En lo que respecta a EEUU, su situación política se ve en una incertidumbre preocupante dado que es muy posible que el sistema sea desbancado por un nuevo liderazgo proveniente de los vientos libertarios.

Mientras la OTAN sigue instigando y apoyando materialmente a Ucrania para que no abandone el campo de batalla y se aniquile en el proceso, la sociedad civil ucraniana está sumida en una crisis económica en la que solo la elite corrupta liderada por Zelensky escapa a las privaciones y las restricciones que impone la situación. Al mismo tiempo, el estado ruso tras ir erradicando a las bandas neonazis y alejando la artillería ucraniana de los centros urbanos, ha ido reconstruyendo las zonas liberadas de la Novorossiya siendo la ciudad portuaria de Mariupol el ejemplo más destacado de esto.

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