miércoles, 19 de marzo de 2025

 

LA INEVITABLE UNIFICACION

La ya esperada arremetida del estado de Israel con la complicidad de Washington y Bruselas contra los palestinos y todos los árabes musulmanes no deja otra opción que la de trabajar juntos para y sobre la concordia establecer una nueva conciliación islámica

 

Por Ali Al Najafi

Toda acción encuentra una reacción y ello es una regla inevitable que va más allá de la física. Precisamente en este mundo físico, esta ley se extiende a todos los ámbitos de la vida del ser humano, aunque, si él quisiera, si realmente tuvieran fe podría modificar o incluso anular el efecto de esa causa.

Los hermanos palestinos (en su mayor parte musulmanes) son víctimas de un crimen continuo que se ha extendido por sangrientos 76 años y que irremisiblemente llevará a un enfrentamiento de todos los musulmanes con sus opresores israelíes ¿Qué reacción pueden esperar sus verdugos y sus partidarios en occidente?

Los musulmanes decimos “Alá (الله) lo ve y lo sabe todo” que significa algo más que la obviedad de su omnipotencia divina. Los creyentes (chías, suní, sufí) sabemos que su inconmensurable grandeza es similar a su misericordia con lo cual ello demuestra que pese a su igualmente inconmensurable poder, él no ejerce más castigo que el que los hombres nos aplicamos a nosotros mismos. Así es. Tan misericordioso es que no coloca más carga a los hombres que la que cada uno pueda soportar.

También solemos rogar que su gobierno de justicia venga a esta tierra atribulada por la corrupción y la maldad teniendo como principales mensajeros en el día de la retribución al Iman Al Mahdi (ٱلْمَهْدِيّ‎) y al profeta de la Luz Jesús (Isa) que la paz sea con ellos y sus parientes. Pero hasta que llegue ese día, los musulmanes (sirvientes de Dios) deberemos optar por seguir soportando la opresión de las potencias occidentales o aunar fuerzas para proteger hasta el último miembro de la UMMA o comunidad islámica.

Tal vez algunos exegetas digan que ambos libertadores lleguen como líderes guerreros tal como esperan los judíos con su “Mashiaj” reafirmando la negación de “Isa” (navii aleihi salam) el Nazareno. Pero para otros, Alá nos ilumina e inspira a que recreemos las virtudes de estos iluminados para cambiar desde dentro de nuestros corazones, poniéndolo en práctica y recién allí tratar de cambiar el entorno material que nos rodea y eso implica la vida política.  

La saña contra los musulmanes no es nueva, pero en estas épocas esa inquina se ve en lo causado a los iraquíes, hoy a los sirios, palestinos, libios, yemeníes y otros musulmanes de nacionalidades en occidente, forma parte un capítulo terrible para el Islam contemporáneo que se ve ennegrecido por la corrupción, la perfidia y la apostasía de muchos líderes que se dicen musulmanes.

Si hay estados guiados por apóstatas, desviados y criminales no puede haber un resultado bueno para sus habitantes. Si a su vez ellos callan ante la criminalidad y el sufrimiento de los semejantes que causan aquellos ¿Qué podemos esperar de sus liderazgos? Peor aún, si sus habitantes les toleran, todos van directo a la perdición. Si verdaderamente vivieran bajo las mandas de Alá (Sharia) no habría necesidad de déspotas ni carniceros ni nos veríamos amenazados por las maquinaciones de los infieles; simplemente por el hecho que ellos no tendrían cabida en una sociedad justa y pasarían desapercibidos para nosotros.

Pero lo vimos y lo seguimos viendo. Estos personajes siniestros, miembros dignos del “Subyani” son funcionales a los señores de la corrupción y la destrucción que vienen de occidente que se dicen judeocristianos pero en realidad, no lo son.

Cada pueblo tiene el gobierno que se merece, aun cuando se diga que lo han elegido libremente bajo la llamada “democracia-liberal”, una máscara de barro que impusieron los hipócritas contra la voluntad de los pueblos y que cubre la cara de un occidente con un pensamiento político obtuso, putrefacto y corrosivo que no significa avance alguno, y no puede serlo cuando del mismo surge muerte, miseria y corrupción.

Alá no ama a los trasgresores, los criminales ni a los que forman partidos, ellos son servidores de “Shaitán” (Satán) experto en crear discordia y divisiones entre los hombres. Él ya tiene su reino en occidente y se ve su obra en sus sociedades. El mundo islámico sufre de esta infección que se potencia por la ignorancia y la corrupción de malos exponentes que muy claramente se ven en Siria con asesinos disfrazados de musulmanes que masacran musulmanes y que no son otra cosa que bestias al servicio de ambiciones de otros amos. Es necesaria una reinterpretación de las enseñanzas, despojarlas de pérfidas y falsedades para adaptarlas a los cambios sin que ello signifique sacrificar su pureza ni olvidar las enseñanzas del pasado. No puede tolerarse la injusticia y mucho menos, la impiedad contra propios y extraños.

La unión de todos los musulmanes en la diversidad de orígenes étnicas y nacionalidades, conformando nuevos foros de discusión sería sin dudas el remedio a esta peste y la mejor muestra del cumplimiento de las mandas de Alá y una medida política eficaz para frenar las arbitrariedades y las criminalidades que con total impunidad se cometen tanto contra individuos como contra comunidades islámicas tanto en occidente como en Oriente Medio.

Además y como parte de esa necesaria protección, salvaguardar los lugares santos amenazados en su integridad como hoy sucede con la Explanada de las mezquitas en Jerusalén, sus instituciones y demandar las correspondientes responsabilidades por las profanaciones y destrucción de mezquitas, templos de reunión de los creyentes que vemos en algunos países europeos, y aquellas en toda la franja de Gaza y Cizjordania. 

Los musulmanes debemos creer en la unidad con base en la misericordia y la clemencia, pero también de la firmeza y transparencia política para atender los asuntos mundanos. Los organismos internacionales no defienden ni defenderán a los musulmanes, eso esta muy claro, se hace urgente generar organismos internacionales representativos para todos los musulmanes del globo.  

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